Booklet: Diario (supuestamente) de Van Richten (fragmento)

20 / August / 2023 — Compi

[...] y eso sólo pudo lograrse con un esfuerzo incesante. Durante más de tres décadas, me he dedicado a investigar y a exponer a criaturas de las tinieblas a la luz purificadora de la verdad y el conocimiento. "Héroe" se me dice en algunos círculos; "sabio" y "maestro cazador" me llaman en otros. Haber sobrevivido a innumerables ataques sobrenaturales se ve como un prodigio entre mis colegas. Mi nombre se pronuncia con miedo y odio entre mis enemigos.

En realidad, este camino "virtuoso" comenzó con mi esfuerzo obsesivo por destruir a un vampyro que asesinó a mi hijo, pero ha terminado convirtiéndose para mí en una forma de vida tediosa y sombría. Incluso al principio de mis días como cazador de monstruos, sentí el peso del tiempo sobre mis cansados hombros. Hoy, solo soy un hombre que ha vivido más de la cuenta. Como un liche arrepentido, me encuentro atado inexorablemente a una existencia que busqué preso de la locura y con la que, aparentemente, ahora debo lidiar para toda la eternidad. Por supuesto que moriré, pero la idea de si podré o no descansar en mi tumba para siempre es un pensamiento recurrente y me atormenta en sueños.

Supongo que esos que me consideran un héroe cambiarán de parecer cuando sepan toda la verdad sobre mi vida como cazador de lo antinatural. Sin embargo, debo constar, aquí y ahora, que he sido el causante indirecto, aunque cierto, de muchas muertes, y también de la pérdida de muchos buenos amigos. ¡Que no se me malinterprete! No solo me siento mal por mí. Además, llego a darme cuenta de una realidad devastadora: ahora veo que soy objeto de una funesta maldición de los vistani. Por si fuera poco, la naturaleza de este maleficio es tal que no me he llevado su peor parte. Por el contrario, lo que es mucho peor, las víctimas son aquellos que me rodean.

Ya he relatado la trágica historia de como mi único hijo, Erasmus, fue raptado por los vistani y vendido a un vampyro. He detallado cómo Erasmus fue convertido en súbdito de ese acechador nocturno y cómo jugué el miserable papel de liberarlo de ese destino a punta de estaca. Sin embargo, hasta ahora no he acertado a arrojar luz sobre cómo seguí la pista de los captores de Erasmus a través del terreno o cómo conseguí "sacarles" su paradero.

De hecho, los vistani se llevaron a Erasmus con mi propio permiso involuntario. Mi fama me precedía y se comentaba que yo podía curar cualquier enfermedad. Mi arrogancia no me permitía negarlo. Una tarde, me trajeron a un miembro de su tribu extremadamente enfermo e insistieron en que lo tratara, pero no pude salvar la vida del joven. Por temor a sus represalias, rogué a los vistani que se llevaran cualquier cosa de mi propiedad, solo a cambio de que contuvieran sus terroríficos poderes, de los cuales yo no sabía nada aún. Para mi posterior sorpresa, decidieron llevarse a mi hijo a escondidas a cambio de su pérdida. Para cuando me di cuenta de lo que había sucedido, ya había transcurrido una hora.

Furioso mas allá de toda razón, até el cuerpo del joven fallecido a mi caballo y perseguí sin descanso la caravana de los vistani a través del bosque, sólo para descubrir que lo habían vendido a un tal Barón Metus, un aristócrata cuyos gustos eran tan depravados como sus apetitos eran insaciables. Metus era uno de los mas engañosos de los nomuertos, un Vampyro, y mis batallas contra él fueron mi introducción y educación en lo relacionado con su sucia estirpe. Encontré al fin a mi Erasmus, pero era muy tarde, pues lo había convertido en vampyro ya. En un último esbozo de reconocimiento me suplicó que ponga fin a su maldición y lo hice con todo el dolor de mi corazón. Lloré hasta que el abismo insondable que había en mi corazón quedó colmado por mis deseos de venganza.

Regresé al campamento vistani pero no lo hice solo. Necesitaba aliados para arrasar su campamento, y aliados conseguí, de cierta forma. Rebañé un gran grupo de muertos vivientes del cementerio de Metus usándome como carnada y los dirigí directo hacia el campamento. Encontraron a los viajeros mas numerosos y mas apetecibles que a mí. Para no seguir ocultando la horrible verdad, debo decirlo: la tribu entera fue comida viva, cada hombre, mujer y niño. O eso creí.

Permanecí mas tiempo del necesario, regocijándome por el tormento que había infligido en aquellos que me atormentaron y encontré a la anciana líder del grupo. Mientras caía bajo las garras y dientes de sus asesinos, me maldijo. Sus palabras estarán talladas por siempre en mi memoria: "¡Que vivas siempre rodeado de monstruos y observes cómo todos los que amas mueren bajo sus garras!". Desde esa terrible noche mi cruzada ha reclamado la vida de confiables mentores, bienduspuestos pupilos, grandes amigos, e incluso la vida de mi querida esposa. Cada nueva muerte es una estaca en mi corazón.

Me dí cuenta del horror de mis acciones casi de inmediato. Luego de darle la verdadera muerte hasta al último de los zombis, escuché un suave sollozo saliendo de uno de los carruajes Vistani. Una pequeña niña gateó hacia el interior de un cofre y se ocultó ahí mientras su familia era devorada. Pero no había escapado sin daño; una de las abominaciones había mordido profundamente su pierna derecha y la herida estaba necrotizando rápidamente. Con el tiempo, esta herida habría reclamado su vida y la habría convertido en uno de ellos, como el Baron Metus hizo con mi Erasmus. Sabía que podía librarla de ese indigno final, como lo hice con mi hijo. Levanté el martillo y la estaca.

Vi en sus ojos que me reconoció. Sabía que yo era un sanador, un doctor, y me preguntó si podía curarla. Viendo los ojos de alguien tan joven, mucho mas joven que mi Erasmus, supe que no podría dañarla. Recordé mis viejos votos y prometí que haría todo lo posible para salvarla. Abriendo mi bolso, regresé el martillo y la estaca, y busqué la sierra para huesos.

La niña no dudó ni un segundo de mí, soportó el procedimiento en total silencio. Al terminar, y luego de agradecerme, me dijo que su nombre era [...]

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