Booklet: Milagros de San Andral
Milagros de San Andral, Por Milos Vikernes
Los estudiosos de su obra, y múltiples discípulos dicen que San Andral era poderoso en obras y en palabras. Su cuerpo habitaba esta tierra, pero su alma vivía en los cielos, iluminado por el Señor de la Mañana.
San Andral, por entonces, declaraba que “el gran peligro del creyente es predicar y no practicar, creer pero no vivir de acuerdo con lo que se cree”. También decía que “El Señor de la Mañana ablanda los corazones duros; si lo invocas, endulzas las tentaciones amargas; si piensas en él, te ilumina el corazón; si lo lees, te sacia la mente”.
En una oportunidad se encontró cara a cara con el Burgomaestre de Berez, que había perpetrado una terrible masacre entre sus súbditos. Cuando Andral lo vió, le dijo: “Oh, enemigo del Señor de la Mañana, tirano despiadado, perro rabioso, ¿hasta cuándo seguirás derramando sangre inocente? ¡Escucha bien, pende sobre tu cabeza la sentencia del Señor, terrible y durísima!”. Cuando los guardias esperaban ansiosos que los mandaran a apresar y asesinar al joven y atrevido Andral, el Burgomaestre los desconcertó a todos al ordenar que el religioso fuera alejado de allí sin violencia. Para explicar su proceder, el tirano les explicó: “Compañeros, no os asombréis. Os digo con toda verdad, que he visto emanar del rostro de este padre el fulgor divino, que me ha aterrado a tal punto que tenía la sensación de precipitar en el caos. Nunca mas me asomaré a la oscuridad”. El Burgomaestre se dedicó a obtener el perdón del Señor de la Mañana y el pueblo de Berez progresó como nunca durante su mandato.
En una ocasión, cuando los guardias de un mercader de Barovia le impedían al pueblo acudir a sus sermones, Andral se fue a la orilla del lago y proclamó: “Dado que son indignos de la Palabra del Señor de la Mañana, he aquí que me dirijo a los peces. Oigan la palabra de Dios, Uds. los pececillos, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar”. Y los peces afloraron por centenares, ordenados y palpitantes, a escuchar la palabra de exhortación y de alabanza. Aquel milagro fue presenciado por decenas de testigos y los herejes de Barovia tuvieron que ceder.
Hubo una noche en que el Burgomaestre de Vallaki no podía dormir. Decidió acercarse a la iglesia para ver si su amigo Andral estaba despierto y se percató de que la puerta entreabierta de la iglesia salía un intenso resplandor. Temiendo un incendio, empujó la puerta y quedó estupefacto con la escena que presenció: Andral, de rodillas sostenía la mano de un hombre gigante y dorado, vistiendo en rosa, amarillo y rojo que despedía un aura divina y estaba delante de él: un avatar del Señor de la Mañana. El Santo posteriormente le advirtió al Burgomaestre que callara lo que había presenciado, y que lo divulgara sólo hasta que él hubiera muerto, un suceso que iba a ocurrir más temprano que tarde.
Andral además portaba un símbolo sagrado que se dice había pertenecido al paladín de las leyendas llamado Lugdana, famoso por expulsar nidos enteros de nomuertos. Este símbolo sagrado tenía la forma del sol, en platino y oro, con un gran cristal carmesí en su centro.
De acuerdo a las leyendas, el amuleto fue entregado a Lugdana por un cuervo, un ángel en forma de cuervo, o un ángel con alas de cuervo según algunas traducciones. De ahí que comunmente se lo conozca como el símbolo sagrado de los cuervos, o el símbolo sagrado de los amigos de los cuervos.
Se vió a Andral portar el símbolo y usarlo en enfrentamientos, incluso pudiendo detener inmóbil e indefenso al Diablo Strahd.
En la actualidad se desconoce el paradero de esta santa reliquia de inconmesurable valor. Muchas partidas y expediciones se hicieron en su búsqueda sin dar con él.
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